Cinco curiosidades de la Torre Eiffel, uno de los puntos de mayor interés turístico del mundo.
Probablemente sea, junto con la Estatua de la Libertad de Nueva York o las Pirámides de Gaza, uno de los puntos turísticos de mayor interés en todo el mundo. Tan visitada como fotografiada, la Torre Eiffel es el símbolo por excelencia de la ciudad del amor y una de las construcciones modernas más emblemáticas.
Seguro que sabes muchos aspectos relacionados con esta torre, como dónde se encuentra ubicada, cuándo se construyó o cuál fue el motivo de ello. Pero hoy queremos contarte algunas curiosidades de la Torre Eiffel que quizás no todo el mundo sepa. ¿Te animas a descubrirlas? Y después ya nos dices si eran datos que conocías o si han sido una novedad para ti.
Cinco curiosidades de la Torre Eiffel
Tras su imponente estructura de hierro se ocultan datos y peculiaridades fascinantes que pocos conocen. Desde la polémica que rodeó su origen hasta sus sorprendentes usos, la Torre Eiffel no solo es un símbolo de París, sino también una pieza histórica con múltiples capas que merece la pena descubrir:
1. Rechazo inicial
Aunque hoy la Torre Eiffel se celebra como un logro de la ingeniería y del reclamo turístico, en sus comienzos no gozó de tal aceptación. En 1887, cuando el ingeniero Gustave Eiffel y su equipo comenzaron la construcción de la torre, como seguro sabes para la Exposición Universal de 1889, la idea fue fuertemente criticada por muchos intelectuales y artistas parisinos, quienes consideraban la estructura como una amenaza a la estética de París.
En una célebre carta publicada en Le Temps, figuras destacadas de la época, como el escritor Guy de Maupassant o el arquitecto Charles Gounod, expresaron su indignación, calificando a la torre de «monstruosa» y «vergonzosa». Este rechazo fue tan significativo que incluso después de su construcción, la torre iba a ser desmontada una vez finalizara la Exposición Universal. Sin embargo, Eiffel defendió su valor científico y consiguió que la estructura permaneciera en pie.
2. Innovación en la ingeniería
Otra de las curiosidades de la Torre Eiffel es que fue un prodigio ingeniero para su época. Construida en poco más de dos años, la estructura se compone de más de 18 000 piezas de hierro y 2,5 millones de remaches.
Uno de los aspectos más innovadores fue el uso de hierro forjado, un material ligero y flexible que permitió a la torre resistir fuertes vientos sin comprometer su estabilidad. Eiffel aplicó cálculos matemáticos rigurosos para garantizar que la estructura pudiera soportar su propio peso y las inclemencias del tiempo, y estos principios influyeron en la construcción de estructuras modernas posteriores como los rascacielos. Curiosamente, la torre se expande y contrae con los cambios de temperatura, pudiendo variar hasta 18 centímetros en altura.
3. Un laboratorio científico
Aunque muchos asocian la Torre Eiffel con el turismo, en sus primeros años tuvo un uso eminentemente científico. Eiffel, convencido del potencial de la torre como laboratorio, permitió a varios científicos realizar experimentos de diversa índole. Por ejemplo, en 1909, el físico alemán Theodor Wulf utilizó la torre para medir la radiación cósmica, en lo que fue uno de los primeros indicios de esta forma de radiación.
Además, Eiffel permitió que se llevaran a cabo experimentos de meteorología, aerodinámica y transmisión inalámbrica. En 1898, el pionero en radio, Guillermo Marconi, utilizó la torre para realizar uno de los primeros experimentos de transmisión de radio de larga distancia, un avance crucial para las telecomunicaciones de la época.
4. Punto estratégico para la defensa militar
La utilidad de la Torre Eiffel trascendió la ciencia para desempeñar un rol en la defensa militar. En 1914, al inicio de la Primera Guerra Mundial, se instaló en la cima de la torre una estación de transmisión que resultó crucial en la defensa de París. Gracias a las ondas de radio emitidas desde la torre, las fuerzas francesas lograron interceptar mensajes del ejército alemán y detener el avance hacia la capital. Esta red de transmisión permitió coordinar las fuerzas defensivas francesas en momentos críticos y convirtió a la Torre Eiffel en un símbolo de resistencia durante el conflicto.
5. El color cambiante
Otra curiosidad de la Torre Eiffel es que ha cambiado de color varias veces a lo largo de su historia. Originalmente, se pintó de color rojo para proteger el hierro de la corrosión, pero, con el tiempo, el color fue variando.
Actualmente, la torre se pinta con un tono especial llamado «Eiffel Brown» o «Bronce Eiffel», una mezcla de tonos marrones y bronces que la hacen encajar mejor en el entorno y disimulan el paso del tiempo. Cada siete años, 60 toneladas de pintura se aplican para mantener la estructura en óptimas condiciones y protegerla de los agentes climatológicos, un proceso que requiere de hasta 25 pintores especializados y que puede durar hasta 18 meses.
¿Conocías estas curiosidades de la Torre Eiffel? Seguro que alguna ha sido una novedad para ti como la cantidad de pintura que requiere cada siete años o los centímetros que puede variar su tamaño. Sin duda, uno de los lugares que nunca nos cansaremos de visitar.